Por Pedro Acuña Bravo
Hasta aquí podría recordar, ya que por razones de trabajo hube de abandonar el terruño que me vio nacer. Pero, no quiero dejar en el olvido la otra actividad que conocí muy de cerca y no es otra cosa que la del básquetbol. Lo conocí desde 1947 en adelante por lo que era el Club “La Cruz”, con su sede social en Amunátegui esquina Videla y su cancha en la esquina de Videla con Arturo Fernández, recinto del Matadero Municipal.
Los primeros pasos en su cancha eran guiados por un hombre que no fue recordado en su libro. Me refiero a don Santiago White o Santiago Waite, como le dice mi amigo y maestro el “Burrito” Herrera y otros próceres del Deportivo, tales como el “Flaco” Martínez, Enrique Aranda, Eduardo Olguín, el “Flaco” Olivares, los hermanos “Manco-Manco” Gárate (José y Jorge), los hermanos Rivera (el “Cacho” y el “Mito”, el “Negro” Blanco, etc.
Don Santiago White era un hombre muy sacrificado y entregado por entero a su Club, pues en su juventud como trabajador del FF.CC Salitrero, sufrió un accidente ferroviarios que lo dejó sin piernas y así desplazándose a fuerza de sus brazos llegaba todos los días, exactamente a las cuatro de la tarde, a la cancha distante unas tres o cuatro cuadras aproximadamente de su domicilio. Una vez abierto el recinto, hacía sonar el silbato que llamaba a aprendizaje y/o entrenamiento de los infantiles.
En esos años el Deportivo “La Cruz” tenía equipos en categorías infantiles, juveniles, segunda y primera división en varones y rama femenina.
Espero que los nombrados anteriormente, más Guido Arancibia, los hermanos “Paileta” Flores, el “Profe” Guillermo Pizarro, Enrique, Manuel e Ismenio Silva, los hermanos Rivas (Oscar y Adrián), Germán Recabarren, las hermanas Gárate, Isaura “Chagua” Tapia, Doris Corrales, Guillermo Arredondo y otros que se me escapan, no hayan olvidado sus enseñanzas y las estrofas de una composición que don Santiago White dedicó a su querida institución y que recordaré sólo la primera:
Somos cruciados pa que negarlo
Y jugadores de basquetbol
Desde penecas hasta infantiles
Con las muchachas y juveniles
O bien el griterío de los cruciados, que más de una satisfacción nos entregó:
Ene- tene- tu
Cape-nane-tu
Tisafá- timbalá
Hay punta La Cruz
El glorioso y aguerrido Club “La Cruz” protagonizó encuentros memorables en los campeonatos locales y de ello, dan testimonios los recortes fotocopiados del Diario “El Tarapacá” que adjunto, en los cuales el Sr. Raúl Duarte narra estas hazañas, si así se me permitiese catalogarla, y que además, nos arbitró algunos de estos partidos.
Pero no sólo en “La Cruz” se desarrollaba intensamente esta actividad, sino que también en otras instituciones, colegios y clubes que organizaban eventos especiales, ya fueran de Verano o para celebrar sus aniversarios. Ejemplo de lo anterior, tenemos el campeonato de Verano organizado por la “Academia de Educación Física”, donde participaban figuras de relieve internacional alternando con humildes jugadores locales, prueba de ello se lee en las fotocopias que acompaño.
Pedro J. Acuña Bravo
1931- 2008
Parte de una extensa carta que me escribió don Pedro desde Rancagua, el 27 de octubre del 2000.