Por Bernardo Guerrero
El amarillo y el negro son mis colores. Vienen de la infancia y están anclado primero en el Colorado y luego en la Plaza Arica. En esta última conocida como plaza Gibraltar y desde los años 50, La Cruz, fundado el 9 de septiembre de 1923, no ha desmayado en el esfuerzo por  desarrollar  el deporte, y sobre todo, el básquetbol. .

Organizaciones autónomas del Estado y de la Iglesia, los clubes deportivos como La Cruz,  han desarrollado una labor que pocos reconocen. Armar tejidos sociales en la base, aumentando con ello el capital social, es uno de los signos característicos de todos los clubes deportivo emplazados en el plano urbano de la ciudad. Pero no se trata solo de eso. Estas instituciones crean y desarrollan identidad, capacidades de resiliencia, entre otros tipos de ayudas.

¿Cómo sobrevive un club deportivo de barrio sin recursos externos? Esta pregunta se contesta en la medida en que encontramos al barrio, en la plenitud de sus facultades. Es decir con un cuerpo de dirigentes que creen en un proyecto, por lo mismo que ellos fueron productos de la labor que otros hicieron antes. Con un conjunto de familias que ven en estas orgánicas un complemento a la escuela. La plaza, la esquina, la cancha son también espacios educativos.

La Cruz es un ejemplo de ello. Gracias a un apoyo del FNDR, un 2% en deportes y a una subvención de la Ilustre Municipalidad de Iquique, podemos contar con una organización que tiene lo que muchos, de los llamados “clubes grandes”, carecen: trabajo con los niños y niñas. A ello hay que sumarle la visión del director de la Centenario, Luis Ramos, que accedió a firmar un convenio con  los crucianos para el desarrollo de la práctica del baloncesto. En febrero de este año se dio inicio a la escuela “Santiago White”, que agrupa a cerca de cien niños y niñas.  La selección juvenil de básquetbol de Chile, nos visitó una mañana de ese mes, compartiendo  sueños y realidades.

Este mes de septiembre, es el mes de La Cruz. Se cumplen 87 años. La cancha nuestra, que ahora no lo es, la de la Plaza Arica, será el lugar de las competencias, y el 25 la comida de aniversario, allí donde siempre. Mes de tributo a los nuestros, al pasado, al presente y al futuro. Unir al mas viejo de los crucianos con el más joven y de allí proyectarnos como se hizo aquel 9 de septiembre en el cerro La Cruz, allá en el Colorado.  La memoria siempre generosa barajará el nombre de los muchos que ya no están. El “Galleta” Véliz, el “Chanchote” Rivera, el “pelao Ahumada”, el “burro” Herrera, por sólo nombrar a los más clásicos. Mientras que el viejo Michea, el viejo Manuel Silva, nuestro querido René Saavedra, como siempre, estarán en esa  hora precisa cuando se pasa la lista.

Publicado en La Estrella de Iquique, el 12 de septiembre de 2010, página A-9