Por Edgardo Barría B.
Cuando estamos a horas que el club deportivo La Cruz cumpla 89 años de actividad, quiero recordar a aquellos niños, jóvenes, mujeres y hombres que fueron capaces de darle vida a una institución que a pesar de muchas carencias económicas y de espacios físicos sigue existiendo.

Este club nació en la calle Cerro La Cruz 883, esquina de Amunátegui, el 9 de septiembre de 1923 y sus gestores fueron personas humildes, pero llenas de fe en que esta institución se consolidaría en el tiempo y así ha sido.

El promotor de La Cruz, fue un hombre que sin tener sus dos piernas, fue entrenador y dirigente hasta el 4 de abril de 1959, fecha en que Dios lo invitó a seguir aportando con el deporte en otra dimensión de la vida, me refiero a Santiago White, a quien lo recordamos a través de una escuela de básquetbol que mantenemos en forma permanente por más de cuatro años y nos está entregando frutos en los niños y jóvenes que han confiado en este club.

Este club que en algunas oportunidades de la vida estuvo por sucumbir, como en 1935 que se iba a fundir con Maestranza o en enero de 1954 estaba por desaparecer, Santiago White hizo un llamado a los crucianos a salvar esta noble institución y fue así como Juan Schennoni asumió como presidente y no permitió que eso pasara, pero en 1960, quedó sin local en la esquina de Videla con Amunátegui y en esa oportunidad fue Manuel Silva, acompañado de José Michea, quienes rescataron algunos muebles de la vía pública y se instalaron en la Plaza Arica, donde el club La Cruz tomó aires de progreso y bienestar, ya que los niños y jóvenes de la década del 60, muchos de ellos aquí presentes, se integraron como dirigentes, jugadores, entrenadores, árbitros y hasta fueron capaces de construir una sede social.

A los 6 años de edad me integré a este club y desde esa época ha sido la única institución deportiva en la que he militado tanto como jugador, dirigente en varios periodos y entrenador, de los cuales son 50 años que me identifican con los colores amarillo y negro.

En 1987, la sede del club deportivo La Cruz fue demolida, debido a cambios de arquitectura que se le hizo a la plaza Arica y luego, en 1982 la junta de vecinos se hizo cargo de la cancha, ante lo cual fuimos expulsados del recinto deportivo por Luis Amaya, a pesar que los dirigentes del club de esa época conseguimos a través de un proyecto de Digeder, para que se reparara ese lugar y en eso nos ayudó un ex jugador, el general de ejército Pablo Dabut y que en ese momento era director nacional de la Dirección General de Deportes y Recreación.
Por varios años estuvimos deambulando por varios lugares para que nuestros niños y jóvenes pudieran aprender a jugar básquetbol y por tres años la escuela Centenario ha sido parte de un compromiso, que se ha concretado en un convenio de ayuda mutua que comenzó con el director Luis Ramos y ahora renovamos con César Sepúlveda.

Después de tantos años sin sede social, donde a los niños y jóvenes les hacíamos clases de nivelación de estudios hoy tenemos la noticia que la Municipalidad de Iquique, adquirió la casa ubicada en San Martín 1194, la cual por una gestión de la alcaldesa Myrta Dubost Jiménez, pasará en comodato al club deportivo La Cruz. Esta acción, nos enaltece para crear los espacios en el futuro para los niños y jóvenes de nuestra institución.

La nueva sede social será parte del quehacer de la ciudadanía, donde implementaremos varios proyectos, comenzando con la educación para que los jugadores, socios y niños del barrio sean personas íntegras.

Para finalizar, quiero agradecer a la alcaldesa Myrta Dubost Jiménez y al concejal Francisco Prieto Henríquez que fueron los primeros en escuchar nuestra petición, como también al concejo municipal que aprobó esta medida que los enaltece como autoridades. Gracias, muchas gracias.

Palabras del Presidente de La Cruz, Edgardo Barría, el día 8 de septiembre de 2010, con ocasión de los 89 años del club y de la recepción de la sede social.